17 Nov

Por Tomás Neri

17 de noviembre de 2024


Tras mi primera entrada del blog, que fue fundamentalmente un desahogo personal, ante el fuerte impacto sobre los sentimientos y la conciencia que me produjo de golpe todo lo ocurrido en Valencia, quiero ahora brevemente intentar ir un poco más allá.

Además, esto me parece un buen ejemplo de lo que el blog pretende, como explicaré más ampliamente en lo que será su tercera entrada, que debería haber sido la primera si no hubiera sido por los dramáticos sucesos de Valencia. En efecto, este blog se plantea como un intento de explorar o proponer posibles acciones concretas sobre la base de un análisis previo, como podría ser el expuesto en mi libro “¿Pero qué está pasando aquí?”.

Desde esta perspectiva, pretendo ahora subir al blog esta breve entrada, como resultado y consecuencia tanto de lo dicho en la anterior, como de los múltiples análisis, algunos muy buenos, fundados e interesantes, que estos días han aparecido en diversos medios. Por supuesto, hago caso omiso del habitual fárrago de contenidos interesados, de uno u otro color político, que han inundado los medios, con la única intención de defender la posición y los cargos de los políticos implicados, sean del PSOE o del PP (aunque la responsabilidad de unos y otros no sea la misma).

Porque, habiendo pasado ya más de dos semanas desde el 29 de octubre, cada vez está más claro que pocos cambios sustanciales va a haber aquí en relación con este tema (aparte de la traición que el Gobierno hará a los más afectados, y que tristemente era de prever). Si acaso, lo único que parece estar en el alero es la cuestión colateral del nombramiento o no de una vicepresidente de la Comisión Europea, hecho que, pese a su gravedad de fondo, y dado el deterioro de las instituciones y políticas europeas de las últimas décadas, casi sorprende más por sus aspectos estéticos que por otra cosa:

Supongamos que en Bruselas deciden al final nombrar para ese puesto a la Sra. Ribera, incluso con el paripé de la votación en contra del PP español y la votación a favor del resto del Grupo Popular Europeo. ¿Alguien cree que esto vaya a suponer un cambio real importante en las políticas mediambientales de la UE? Si no es la Sra. Ribera será otro de su misma cuerda fanática globalista. Probablemente la única consecuencia real si no la nombran sería, aparte de las cuestiones de ego, que ella y otros tendrían más dificultades para hacer algunos negocios en el futuro. Aunque, eso sí, nos ahorraríamos la vergüenza de que una persona así represente a España.

Digo que es especialmente una cuestión estética porque me parece evidente que ese nombramiento a nadie de los Grupos que constituyen la mayoría en Bruselas le plantea problemas morales (casi da risa solo pensarlo). Pero sí me sorprende que, aunque solo fuera por vergüenza, dignidad o estética elementales, a casi nadie en Bruselas parezca preocuparle el hecho de nombrar Vicepresidente de la Comisión a esta señora, que todo el mundo sabe que solo destaca por sus escándalos, fanatismo e incompetencia, y que lleva a sus espaldas más de doscientos muertos. Es, sencillamente, un triste ejemplo de lo bajo que han caído las instituciones europeas y de en lo que se ha convertido la UE, cuyos fundadores deben estar revolviéndose en sus tumbas.

En cuanto al plano político nacional, nada nuevo bajo el sol: si tú no dimites, yo aún menos, y a defender las posiciones, cada uno con la ayuda de sus medios apesebrados. En esto consiste la mayor parte de la política española. En esto y en esperar que a la mayoría de los españoles se les pase el disgusto y se les olvide lo ocurrido, todo bien regado por la indignidad de tantos. Cada vez da más asco, y por supuesto no pretendo entrar en detalle en estos temas.

En cuanto a los aspectos técnicos, creo que, para cualquiera que enfrente este tema sin sesgos ideológicos, está ya bastante claro el papel que han jugado en la tragedia valenciana el fanatismo climático y medioambiental, la no construcción de unas infraestructuras, la destrucción de otras y la ausencia de drenaje y limpieza de los cauces. Tampoco insistiré en esto, pues otros ya lo han hecho mejor de lo que yo lo podría hacer.

En fin, por supuesto aplaudo y estoy de acuerdo con que se dé todo lo posible la batalla en los juzgados. Pero también estoy cada día más harto de ver, una y otra vez, a sesudos opinadores de la derecha decir que algo legalmente no se puede hacer, y de ver cómo después los políticos lo hacen con casi total impunidad, sin que pase nada trascendental en la práctica, salvo un quítame allá esas pajas de que haya alguien imputadito o, si lo prefieren, investigadito. Total, nadie va a perder el puesto por eso, y, en el peor de los casos, ¿para qué están el Tribunal Constitucional y los indultos?

En cambio, ante todo lo anterior, y con los objetivos de este blog en mente, sí quiero dejar aquí planteadas algunas preguntas, que me parecen relevantes:

¿Por qué el el PSOE, el Gobierno y sus socios pueden permitirse hacer en la práctica lo que les da la gana, y los demás tenemos que atenernos escrupulosamente a cumplir las leyes?

¿A alguien le suena el concepto de desobediencia civil no violenta?

¿Es necesario reabrir de nuevo el viejo debate de la ley injusta?

¿Se debe esperar pasivamente hasta que haya otra tragedia?

¿Qué pasaría si masivamente los alcaldes de muchos municipios (de la Comunidad Valenciana, pero también de Castilla y León, Castilla La Mancha, Murcia, Andalucía, etc.), pasando por encima de sus jefes de fila políticos, decidieran unilateralmente limpiar y drenar los cauces de ríos, arroyos, rieras y barrancos de su circunscripción?

¿No deberían prevalecer el bienestar y los intereses de sus conciudadanos sobre las consignas políticas de sus jefes y otras consideraciones?

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